
El phishing no es solo un fraude digital, es un delito tipificado en el Código Orgánico Integral Penal (COIP) del Ecuador. Aunque muchas veces se lo percibe como una simple estafa en línea, sus consecuencias pueden ser devastadoras, afectando tanto a individuos como a empresas. En este artículo, exploraremos cómo el COIP sanciona este tipo de delitos, los retos en su persecución y las mejores estrategias para prevenirlos.
El phishing y su tipificación en el COIP
El phishing es una técnica utilizada por ciberdelincuentes para obtener información confidencial de manera fraudulenta, generalmente mediante correos electrónicos, mensajes de texto o sitios web falsificados que imitan entidades legítimas. En Ecuador, el COIP regula este delito bajo diversas figuras penales:
- Acceso no consentido a sistemas informáticos (Art. 232 COIP): Quien acceda, intercepte, interfiera o utilice sistemas informáticos sin autorización puede enfrentar penas de uno a tres años de prisión.
- Suplantación de identidad digital (Art. 212.14 COIP): Se sanciona la apropiación ilegítima de credenciales electrónicas para obtener beneficios ilícitos.
- Estafa electrónica (Art. 186 COIP): Si el phishing se utiliza para obtener dinero o bienes mediante engaño, se considera estafa, con penas de cinco a siete años de prisión.

Retos en la persecución del phishing
A pesar de la tipificación clara del phishing en el COIP, su persecución enfrenta varios desafíos significativos. Uno de los principales obstáculos es el anonimato de los atacantes. Los ciberdelincuentes operan desde distintas jurisdicciones, empleando redes de proxy y técnicas de encriptación para dificultar su rastreo. Esto complica la identificación de los responsables y la cooperación internacional se vuelve esencial para lograr detenciones efectivas.
Otro reto crucial es la recopilación de pruebas digitales. La evidencia en delitos informáticos debe ser recolectada y preservada de manera técnica y legalmente válida, lo que requiere peritajes informáticos especializados. Sin un manejo adecuado de la evidencia, los casos pueden desmoronarse en los tribunales, dejando impunes a los atacantes.
Además, la baja tasa de denuncia es un problema recurrente. Muchas víctimas desconocen que han sido estafadas o, si lo saben, evitan reportarlo por la complejidad del proceso legal o la percepción de que las autoridades no tomarán medidas efectivas. Esto genera un círculo vicioso en el que los ciberdelincuentes siguen operando sin mayores consecuencias.
Estos desafíos resaltan la urgencia de fortalecer la capacitación en delitos informáticos dentro del sistema judicial ecuatoriano y fomentar una mayor colaboración entre entidades públicas y privadas para detectar y responder a este tipo de amenazas.

Más allá del castigo: la prevención como estrategia clave
Si bien la legislación es clara en la sanción del phishing, la verdadera protección radica en la prevención. Empresas y ciudadanos pueden reducir su vulnerabilidad con medidas estratégicas y tecnológicas.
Uno de los métodos más efectivos es la autenticación multifactorial (MFA), que añade una capa extra de seguridad al requerir más de un medio de verificación para acceder a cuentas y sistemas. Esto dificulta que un atacante pueda hacer uso de credenciales robadas.
La capacitación constante es otra herramienta clave. La mayoría de los ataques de phishing dependen del factor humano, por lo que educar a empleados y ciudadanos en la identificación de correos electrónicos sospechosos, enlaces maliciosos y técnicas de engaño puede reducir significativamente la efectividad de estos ataques.
El monitoreo y la respuesta rápida también juegan un papel esencial. Implementar herramientas avanzadas de detección de fraudes en tiempo real permite identificar intentos de phishing antes de que causen daños significativos. De igual manera, contar con protocolos de respuesta ante incidentes agiliza la reacción de las empresas y minimiza los impactos.
Por último, es fundamental fomentar la denuncia inmediata de estos delitos. Reportar incidentes a la Fiscalía y a organismos de ciberseguridad permite rastrear patrones, desarticular redes de ciberdelincuentes y mejorar las estrategias de protección.
Conclusión
El phishing es más que un problema informático: es un delito penal con implicaciones serias en Ecuador. Su regulación en el COIP deja claro que engañar digitalmente para obtener información o dinero es una conducta sancionable. Sin embargo, más allá del castigo, la clave para reducir su impacto está en la prevención. La educación digital, la implementación de tecnologías de seguridad y la denuncia activa son herramientas esenciales para combatir esta amenaza.
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